martes, 19 de febrero de 2013

Texto: “Cautivos de A' Alhad”

Autoría

  Gimiendo, despojados de toda luz, de alimento y de cualquier vestigio de aquello que alguna vez fueron. Así mantenían a los cautivos de A’ Alhad. Ninguno recordaba ya su rostro, habían perdido el habla y el raciocinio; balbuceaban, gemían, algunos lloraban. Ni tan siquiera sabían qué era el pelo enredado que palpaban en sus caras famélicas al intentar arrancarse la piel. Quienes dejaban de sollozar durante la noche, servían de nutriente para los demás al día. Se arrastraban entre sus tinieblas como anfibios invidentes, y cuando los dedos largos encontraban miembros muertos, se abrían bocas desdentadas que recibían la carne pútrida, y las mandíbulas crujían, se desencajaban, se quebraban en los cuerpos más mellados, en un intento instintivo de masticar.
  Quedaban menos de diez cuando una rendija de luz inundó la caverna, dañando los ojos enturbiados y generando un alud de lamentos. Tras semanas, meses, o eones de oscuridad, ante aquellos seres otrora caballeros se desplegó un horrendo espectáculo, que, por suerte, sus mentes emponzoñadas ya no sabían interpretar: si el suelo de la caverna había sido alguna vez de roca, la muerte lo había teñido de vísceras y cuerpos verduzcos repletos de gusanos que se retorcían y caían sobre miembros más descompuestos aún.
RGV.

2 comentarios :

  1. He de decirte que la descripción que haces me ha parecido intensamente gráfica. Casi podía oler la putridez de los cadáveres en descomposición y el hedor de los fluidos amontonándose en los rincones. Sencillamente maravillosa.

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    1. Vaya, qué halago tan grato.
      Muchísimas gracias.
      Además, me ha servido para darme cuenta de que, en alguna de las modificaciones del blog, este artículo ha quedado estéticamente horrible; así que, ¡voy a maquillarlo!
      Gracias de nuevo.

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