sábado, 16 de marzo de 2013

Malaz: el libro de los caídos (III)

   Primeras palabras de la saga, si la tomamos en orden cronológico de publicación:

PRÓLOGO

Año 1154 del Sueño de Ascua
Año 96 del Imperio de Malaz
Último año del reinado del Emperador Kellanved


Las manchas de herrumbre parecían trazar continentes de sangre en la superficie oscura de la veleta de Mock. Con un siglo a sus espaldas, coronaba la punta de una vieja pica clavada en la cara exterior de la muralla de la fortaleza. Monstruosa, deforme, había sido forjada hasta adoptar la forma de un demonio alado de maliciosa sonrisa que dejaba al descubierto la dentadura, y toda ella se movía de un lado a otro a merced de un viento cuyos embates protestaba a cada racha. Aquellos vientos soplaron en contra el día en que las columnas de humo se alzaron sobre el arrabal del Ratón, en Malaz. El silencio de la veleta anunció la súbita caída de la brisa marina que, arrastrándose, llegó a coronar las castigadas murallas de la fortaleza de Mock, para después renacer cuando el aliento cargado de humo del arrabal del Ratón se extendió por la ciudad hasta cubrir la cúspide del promontorio.

   Tan sólo dos párrafos de introducción al escenario, que podrían paladearse durante horas.
  Esta es una saga que no deja de presentarse coqueta y poderosa, dándole a uno la sapiencia de que, recibiéndola con la predisposición de este eterno paladeo, puede extenderse sin esfuerzo en varios años de lectura.
   No es prosa vacía, ni mucho menos, por el momento; saga a priori altamente recomendable.


RGV.

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