martes, 30 de abril de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XLVI

Me ha herido recatándose en las sombras,
sellando con un beso su traición.
Los brazos me echó al cuello y por la espalda
partióme a sangre fría el corazón.
Y ella prosigue alegre su camino,
feliz, risueña, impávida. ¿Y por qué?
Porque no brota sangre de la herida.
Porque el muerto está en pie.

lunes, 29 de abril de 2013

«Sine qua non»

Términos

  Locución latina (sin el cual no).


  Sine qua non es una locución latina que genera proposiciones adjetivas. Además de la información etimológica, el DRAE sólo remite en una entrada a la acepción condición sine qua non, la cual define como: 
Aquella sin la cual no se hará algo o se tendrá por no hecho.
  De hecho, la relación entre sine qua non y condición es de fuerte raigambre: la perífrasis original del latín era Conditio sine qua non o condicio sine qua non, y es así como sigue usándose en la mayoría de los idiomas (más con la segunda forma, del latín clásico). Sin embargo, en el castellano “normalmente se utiliza esta locución con dicha palabra ya traducida como condición” (Wikipedia).

  Referencias:
RGV.

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XLV

En la clave del arco ruinoso
cuyas piedras el tiempo enrojeció,
obra de un cincel rudo campeaba
el gótico blasón.

Penacho de su yelmo de granito,
la yedra que colgaba en derredor
daba sombra al escudo en que una mano
tenía un corazón.

A contemplarle en la desierta plaza
nos paramos los dos:
Y, “ése, me dijo, es el cabal emblema
de mi constante amor”.

¡Ay!, y es verdad lo que me dijo entonces:
Verdad que el corazón
lo llevará en la mano..., en cualquier parte....
pero en el pecho, no.

domingo, 28 de abril de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XLIV

Como en un libro abierto
leo de tus pupilas en el fondo;
¿a qué fingir el labio
risas que se desmienten con los ojos?

¡Llora! No te avergüences
de confesar que me quisiste un poco.
¡Llora! ¡Nadie nos mira!
Ya ves: soy un hombre... ¡y también lloro!

sábado, 27 de abril de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XLIII

Dejé la luz a un lado, y en el borde
de la revuelta cama me senté,
Mudo, sombrío, la pupila inmóvil
clavada en la pared.

¿Qué tiempo estuve así? No sé: al dejarme
la embriaguez horrible de dolor,
expiraba la luz y en mis balcones
reía el sol.

Ni sé tampoco en tan terribles horas
en qué pensaba o que pasó por mí;
solo recuerdo que lloré y maldije,
y que en aquella noche envejecí.

viernes, 26 de abril de 2013

«Aduja»

Términos

  De origen desconocido.

  ¡Una palabra huérfana! Oficialmente está reconocido que el origen etimológico de aduja se desconoce por completo, pero el propio DRAE incluye algunas conjeturas: “quizá del genovés duggia, italiano duglia”.
  A fin de cuentas, la definición (única) que proporciona es la siguiente:
(Marítima) Cada una de las vueltas o roscas circulares u oblongas de cualquier cabo que se recoge en tal forma, o de una vela enrollada, cadena, etc.
  Nótese la restricción al ámbito marítimo (quizá perdiese su procedencia en alta mar, como hija de honroso marinero). Ahí mismo ha surgido, incubado por esta palabra, el verbo ordinario adujar, que la RAE acuna para traernos una grata sorpresa. En la primera entrada, dice:
(Marítima) Recoger en adujas un cabo, cadena o vela enrollada.
  Al fin y al cabo (nunca mejor dicho), delegada al término aduja. Lo verdaderamente curioso llega en la acepción restante:
(Marítima) Encogerse para acomodarse en poco espacio.
  Que nombra pronominal (claramente). ¡Qué sentido figurado tan simpático surge de la nada!

  Para terminar, añado una estupenda lista obtenida directamente de Wikipedia, con las nomenclaturas usuales para las diferentes formas de adujar:
  • adujar a la guaresca: dar las vueltas de aduja oblongas.
  • adujar a la holandesa: dar las vueltas de aduja en forma espiral y sobre un mismo plano, empezando por el centro, donde se coloca la punta de la cuerda.
  • adujar al derecho: dar las vueltas de aduja hacia la derecha o en el sentido del torcido de la cuerda.
  • adujar en contra: dar las vueltas de aduja hacia la izquierda, o en sentido contrario a del torcido de la cuerda.
  • adujar por igual: formar las adujas sin confusión y todas de un mismo tamaño.

  Referencias:
RGV.

«Postrer»

Términos

  De postrero, y este de postrēmus (último).

  Postrer es un precioso apócope del adjetivo postrero. Para este, el DRAE define:

Último en una lista o serie.
Se dice de la parte más retirada o última en un lugar.

  Nota: existe una entrada más, restringida a Honduras y referida a la cosecha tardía.

  Referencias:
  • DRAE: postrer, postrero.
RGV.

«Bailía»

Términos

  De baile, y este del latín baiŭlus (teniente, ayudante para sobrellevar un cargo).

  Al encontrarme con este término, he caído en la cuenta de que muchos lo entendemos pero pocos hemos indagado sobre su origen. Y resulta que su origen es baile. Por ello, veamos primero qué tiene que decirnos el DRAE acerca de este término (en su segunda aparición, puesto que la primera como es obvio hace referencia a la danza). En tal, existen cuatro entradas; las dos primeras, restringidas a territorios o tiempos concretos (el antiguo Reino de Aragón, y Andorra); la siguiente, generalizada (ministro del patrimonio); la última, la que nos interesa:
(~local) Hombre que en algunos territorios entendía en primera instancia de lo tocante a rentas reales.
  Profundizando, terminé en Wikipedia. La misma establece sinonimia entre baile y bailío (más cerca aún a la palabra que buscamos), definiéndolos como “agente de la administración real o señorial en un territorio determinado”.

  Ahora encajan los engranajes de bailía y baile.

  Para la propia voz que buscamos, “bailía”, el DRAE ofrece dos entradas. La primera de ellas hace referencia precisamente a este origen:
Territorio sometido a la jurisdicción del baile.
  Y la postrer, levemente distinta:
Territorio de alguna encomienda de las órdenes.

  Sin más, ¡ya conocemos de dónde vienen las bailías!

  Referencias:
RGV.

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XLII

Cuando me lo contaron sentí el frío
de una hoja de acero en las entrañas,
me apoyé contra el muro, y un instante
la conciencia perdí de donde estaba.

Cayó sobre mi espíritu la noche,
en ira y en piedad se anegó el alma,
¡Y entonces comprendí por qué se llora!
¡Y entonces comprendí por qué se mata!

Pasó la nube de dolor..., con pena
logré balbucear breves palabras...
¿Quién me dio la noticia?... Un fiel amigo
¡Me hacia un gran favor!... Le di las gracias.

jueves, 25 de abril de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XLI

Tú eras el huracán y yo la alta
torre que desafía su poder:
¡tenías que estrellarte o que abatirme!
¡No pudo ser!

Tú eras el océano y yo la enhiesta
roca que firme aguarda su vaivén:
¡tenías que romperte o que arrancarme! ...
¡No pudo ser!

Hermosa tú, yo altivo; acostumbrados
el uno a arrollar, el otro a no ceder:
la senda estrecha, inevitable el choque ...
¡No pudo ser!

miércoles, 24 de abril de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XL

Su mano entre mis manos,
sus ojos en mis ojos,
la amorosa cabeza
apoyada en mi hombro,

¡Dios sabe cuántas veces,
con paso perezoso,
hemos vagado juntos
bajo los altos olmos
que de su casa prestan
misterio y sombra al pórtico!
Y ayer... un año apenas,
pasando como un soplo
con qué exquisita gracia
con qué admirable aplomo,
me dijo al presentarnos
un amigo oficioso:
“Creo que alguna parte
he visto a usted” ¡Ah, bobos
que sois de los salones
comadres de buen tono,
y andáis por allí a caza
de galantes embrollos.
¡Qué historía habéis perdido!
¡Qué manjar tan sabroso!
para ser devorado
“soto voce” en un corro,
detrás de abanico
de plumas de oro!

¡Discreta y casta luna,
copudos y altos olmos,
paredes de su casa,
umbrales de su pórtico,
callad, y que en secreto
no salga con vosotros!
Callad; que por mi parte
lo he vivido todo:
y ella..., ella..., ¡no hay máscara
semejante a su rostro!

martes, 23 de abril de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XXXIX

¿A qué me lo decís? Lo sé: es mudable,
es altanera y vana y caprichosa;
antes que el sentimiento de su alma,
brotará el agua de la estéril roca.

Sé que en su corazón, nido de sierpes,
no hay una fibra que al amor responda;
que es una estatua inanimada..., pero...
¡es tan hermosa!

lunes, 22 de abril de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XXXVIII

¡Los suspiros son aire y van al aire!
¡Las lágrimas son agua y van al mar!
Dime, mujer, cuando el amor se olvida
¿sabes tú adónde va?

domingo, 21 de abril de 2013

Jaime Gil de Biedma, “No volveré a ser joven”

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.
Bosquejo de Gil de Biedma

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XXXVII

Antes que tú me moriré: escondido
en las entrañas ya
el hierro llevo con que abrió tu mano
la ancha herida mortal.

Antes que tú me moriré: y mi espíritu,
en su empeño tenaz,
sentándose a las puertas de la muerte,
allí te esperará.

Con las horas los días, con los días
los años volarán,
y a aquella puerta llamarás al cabo...
¿Quién deja de llamar?

Entonces que tu culpa y tus despojos
la tierra guardará,
lavándote en las ondas de la muerte
como en otro Jordán.

Allí, donde el murmullo de la vida
temblando a morir va,
como la ola que a la playa viene
silenciosa a expirar.

Allí donde el sepulcro que se cierra
abre una eternidad...
¡Todo lo que los dos hemos callado
lo tenemos que hablar!

sábado, 20 de abril de 2013

Malaz: el libro de los caídos (V)

  Me he obligado a releer el primer “sublibro” de Los jardines de la Luna (que está dividido en prólogo, siete libros y epílogo) inmediatamente tras llegar a la página 140, donde termina. Ahora que creo tener cierto conocimiento sobre las raíces de ese mundo y sus visicitudes, cada página me muestra un sentido escondido que en la primera lectura no pude entender.
  Incluso sabiendo ya qué voy a leer, me sigue asombrando la potencia con la que las escenas se superponen y mueren, y cómo uno, en la primera lectura, avanza entre los párrafos sabiendo que se está dejando en el camino miles de hebras de la verdadera trama y, sin embargo, sigue encantado de lo que lee.

  Una de las mejores armas de Erikson, creo entender, es el bombardero. Y tiene una andanada infinita de ellos que su ambición dispara hacia estas primeras “ciento y pico” páginas de Malaz. Salen personajes de la nada, de un camino que (maldito sea) hace un instante estaba vacío. El mejor ejemplo de esta metáfora que me he permitido, precisamente borra la metáfora, pues ocurre eso tal cual. Y es lo que esta imagen muestra:




  El tal Topper ha entrado en escena sólo algunos párrafos antes. Paran se dejaba llevar exhausto en su caballo a través de un camino vacío cuando de repente se encuentra ante él una figura que “tenía la cara alargada, la piel entre blanca y gris, los ojos oscuros y extrañamente angulosos.”. Su personalidad secunda que este personaje no va a situarse entre los más normales, y lo que ocurre después con él, menos aún...

RGV.

“Creyente bajo torres de alta tensión”, por Manolo García

Carátula del álbum
Álbum: Los días intactos

He vuelto sin ti al rincón olvidado
de una infinita campiña
 sin senderos ni cercados.
He vuelto a esa nada
poblada de calles
 vacías de gente.

Como en un sueño, de todo ausente, 
alejado y creyente, de estampas creyente.
Creyente en ejido anegado de alhelíes;
de pájaros bobos; de poetas rotos
sobre las arterias; 
de asfalto que  contigo arreciaron,
hacia los confines vírgenes remotos;
de cielos prometidos, falsos, 
que son llanto quedo de garzas en vuelo.

Creyente sobre torre de marfil.
Creyente. Creyente...

He vuelto sin ti al edén soñado
de una infinita campiña
 sin senderos de cercados.
He vuelto a esa nada
vacía de calles
 pobladas de gente.

Como en un sueño, de todo ausente,
alejado y creyente, de ilíadas creyente.
Creyente en un campo anegado de pecados,
creyente en un pozo de petróleo en alta mar;
de pájaros bobos; de muñecas rotas
bajo luminarias;
de calles que contigo amanecí
hacia los confines de galaxias solitarias;
de cielos «3D» que salvan, 
que no se pronuncian o que al averno arrastran.

Creyente bajo torres de alta tensión.
Creyente en vuelo libre... sin motivo ni motor.




  La chica que acompaña en esta formidable canción a Manolo es Ivette Nadal, quizá la voz más bonita que he escuchado nunca...
  Los riffs de las estrofas son demasiado caídos y pesados para mi gusto, pero la armonía del estribillo me resulta preciosa, mucho más que preciosa. Por no hablar de la letra, bella en las líneas y pícara entre ellas.
  Como siempre: “ole”, Manolo.

RGV.

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XXXVI

Si de nuestros agravios en un libro
se escribiese la historia,
y se borrase en nuestras almas cuanto
se borrase en sus hojas;

te quiero tanto aún; dejó en mi pecho
tu amor huellas tan hondas,
que sólo con que tú borrases una,
¡las borraba yo todas!

viernes, 19 de abril de 2013

«Sardónico»

Términos

  De sardonikós (risa convulsiva e involuntaria).

  Como tal, sardónico es un término desprovisto de entradas en el DRAE. Aparece estrechamente vinculado al concepto de risa sardónica, definido por este como:
Risa afectada y que no nace de alegría interior.
  A fin de cuentas, lo sardónico se deja entrever similar a lo sarcástico.
 Todo lo interesante a explicar sobre el término ronda en torno a su etimología. El sitio ElCastellano.org se explaya en una maravillosa investigación de tal (enlace incluido en las referencias).

  Referencias:
RGV.

«Alcaucil»

Términos

  Del árabe alqabsíl[a], y este del mozárabe *kapićéḻa, diminutivo del latín capitĭa (cabeza).

  En esta ocasión nos hemos topado con una palabra diferente al resto de las que han pasado por aquí. Ya la etimología es enrevesada, desde luego, y lo interesante que trae esta palabra no es su significado, sino la andanada de sinónimos que han surgido en torno al término original. Dice el DRAE para alcaucil:
Alcachofa silvestre.
  Y algunas acepciones similares, que no dicen nada nuevo porque no salen del entorno de la alcachofa en sí (excepto un sentido figurado usado en Argentina, sinónimo de correveidile).
  
  Ahora, como he dicho, lo realmente interesante. Por aspiraciones fonéticas de un carácter, posterior elipsis, o vaya usted a saber qué otra causa (habrá que indagar sobre el término, por el momento sólo puedo añadir que en varios lugares parecen localizar esta elipsis en panoramas rurales y, sobre todo, andaluces), finalmente ha quedado desplegado este colorido penacho, que oscila entre un mismo tono, sin embargo:
  • Alcaucil.
  • Alcaucí.
  • Alcacil.
  • Alcací.
  • Alcucil.
  • Arcacil.
  • Alcachofa.
  • Alcarchofa (en desuso).

  Sin adentrarse en matices subyacentes en cada diferente voz (por ejemplo, en el debate de WordReference incluido en las referencias se habla de ciertas diferencias de los alcauciles respecto al resto), ni en lo “oficiales”, “extraoficiales” o “extraextraoficiales” que sean, todas estas palabras prácticamente idénticas  apuntan ¡a una misma planta!

  Referencias:
RGV.

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XXXV

¡No me admiró tu olvido! Aunque de un día, 
me admiró tu cariño mucho más; 
porque lo que hay en mí que vale algo, 
eso... ¡ni lo pudiste sospechar!

jueves, 18 de abril de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XXXIV

Cruza callada y son sus movimientos
silenciosa armonía;
suenan sus pasos, y al sonar recuerdan
del himno alado la cadencia rítmica.

Los entreabre, aquellos ojos
tan claros como el día,
y la tierra y el cielo, cuando abarcan,
arden con nueva luz en sus pupilas.

Ríe, y su carcajada tiene notas
del agua fugitiva;
llora, y es cada lágrima un poema
de ternura infinita.

Ella tiene la luz, tiene el perfume,
el color y la línea,
la forma, engendradora de deseos,
la expresión, fuente eterna de poesía.

¿Que es estúpida?... ¡Bah!, mientras, callando
guarde obscuro el enigma,
siempre valdrá, a mi ver, lo que ella calla
más que lo que cualquiera otra me lo diga.

miércoles, 17 de abril de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XXXIII

Es cuestión de palabras, y, no obstante,
ni tú ni yo jamás,
después de lo pasado, convendremos
en quién la culpa está.

¡Lástima que el amor un diccionario
no tenga dónde hallar
cuándo el orgullo es simplemente orgullo
y cuándo es dignidad!

martes, 16 de abril de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XXXII

Pasaba arrolladora en su hermosura
y el paso le dejé,
ni aun mirarla me volví, y no obstante
algo en mi oído murmuró “Esa es”.

¿Quién reunió la tarde a la mañana?
Lo ignoro; sólo sé
que en una breve noche de verano
se unieron los crepúsculos y ... “fue”.

lunes, 15 de abril de 2013

«Pátina»

Términos

  Del latín patĭna (plato).

  ¿Quién no ha visto alguna vez un cuadro patinado por el tiempo? Nadie. Cosa diferente es que sepamos identificar qué es la pátina o dónde está. El DRAE define hasta cuatro acepciones diferentes para una misma idea en el concepto de pátina:
Especie de barniz duro, de color aceitunado y reluciente, que por la acción de la humedad se forma en los objetos antiguos de bronce.
Tono sentado y suave que da el tiempo a las pinturas al óleo y a otros objetos antiguos.
Este mismo tono obtenido artificialmente.
Carácter indefinible que con el tiempo adquieren ciertas cosas.
  Ya sea sobre una obra plástica, sobre bronce, o sobre cualquier otro material; ya sea natural o producida; la pátina es la capa que recubre algo con el paso de mucho tiempo (en el caso de la pátina producida, se busca simplemente adelantarlo), cediéndole un tono diferente.
  La última entrada no es sino la acepción creada a partir del sentido figurado, que, como siempre, no puede faltar.
  Ya sabido su significado, ya sabiendo qué es y dónde está la pátina, atendamos al origen etimológico: “plato”. Se habrán preguntado, como yo, qué relaciona este término con el de “plato”. Sencillo: los platos antiguos (muy antiguos), que eran fabricados frecuentemente con cobre o derivados, lucen su pátina orgullosos de haber sido la muestra más abundante de este fenómeno, que no es otro que la corrosión del cobre para producir sales de cobre (la pátina), donde existe subyacente una inercia de los metales a mantenerse en su estado original: como mineral.

  Referencias:
RGV.

«Encono»

Términos

  De enconar, y este del latín inquināre (manchar, contaminar).


  Encono, junto con enconar, se bifurca en el DRAE en dos distintas ramificaciones de significados, las cuales derivan en una entrada para cada cual en el caso de encono y varias en total en el de enconar.
  Las de encono son las siguientes:
Animadversión, rencor arraigado en el ánimo.
(coloquial) Llaga con supuración. 
  Ambos provienen de sendas bifurcaciones en el significado de enconar. Una de ellas, la respectiva a la segunda entrada anterior, trata de la traducción etimológica literal, y se define en el DRAE como:
Inflamar, empeorar una llaga o parte lastimada del cuerpo.
 Añadiéndole el atributo de verbo transitivo (aunque notificando que es más usado como pronominal). Existe una entrada más, mas restringida sólo a Venezuela y atribuida a lo coloquial (paralelamente a la segunda acepción de encono), donde enconar posee sinonimia con “infectar”.

  El resto de acepciones aprovechan el sentido figurado. Las dos primeras, transitivas:
 Irritar, exasperar el ánimo contra alguien.
  (Usado también como pronominal).
Cargar la conciencia con alguna mala acción.
  (Usado más como pronominal).


  La última acepción, más arredrada aún que las anteriores del sentido literal, y sólo pronominal en este caso, dice:
Obtener interés o lucro indebido en el caudal, hacienda o negocio que se maneja.
  A fin de cuentas, sentido literal o figurado, giran todas en torno a una misma base.

  Referencias:
  • DRAE: encono, enconar.
RGV.

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XXXI

Nuestra pasión fue un trágico sainete
en cuya absurda fábula
lo cómico y lo grave confundidos
risas y llanto arrancan.

Pero fue lo peor de aquella historia
que al fin de la jornada
a ella tocaron lágrimas y risas
y a mí, sólo las lágrimas.

domingo, 14 de abril de 2013

Nueva actualización

Se ha modificado el reproductor de música: la reproducción no comenzará automáticamente.

«Vesania»

Términos

  Del latívesanĭa (locura).

  Vesania es un término precioso con el cual pocas veces se tiene relación. En una concisa entrada, el DRAE define la voz como:
Demencia, locura, furia.
  Y, como hay muy poco más que decir, tomaré prestado del blog 365palabras un fragmento de Erasmo de Rotterdam que explica el término con la pulcreza de su pluma:
El afectado de vesania muestra una conducta que se aparta de la norma predeterminada, por lo que la persona que la padece queda desplazada del entorno social. Frecuentemente se pierde el control de los actos y pueden resultar absurdos e inútiles. La percepción de la realidad se ve perturbada, no se diferencia lo real de lo irreal.
  Referencias:
RGV.

«Arredrar»

Términos

  De arredro, y este del latín ad-retro (hacia atrás).

  Como dice la introducción etimológica, arredro proviene de “hacia atrás”. El DRAE define esta voz en una sola entrada:
(adverbio de lugar) Atrás, detrás o hacia atrás.
  Como indica, arredro es un adverbio de lugar, por lo que podría usarse en toda idea de retroceso o posición trasera. Por ejemplo:
“Como los cangrejos, andando arredro.”
“Colócate arredro de la mesa.”
  Y de arredro nace arredrar, aprovechando en su nacimiento la esencia del significado para crear un amplio penacho conceptual en el cual desenvolverse. El DRAE distingue tres distintas acepciones:
Apartar, separar.
Retraer, hacer volver atrás, por el peligro que ofrece o el temor que infunde la ejecución de algo.
Amedrentar, atemorizar. 
  Pudiendo ser las tres tanto transitivas como pronominales. Las dos últimas acepciones derivan directamente del susodicho “hacia atrás” (de hecho, a mi juicio, la segunda usada como forma transitiva es indistinguible de la tercera), y la primera aprovecha un tenue sentido figurado.

  Referencias:
RGV.

Nueva actualización

Se ha editado el contenido del artículo Sistema de valoración de reseñas.

Reseña: “El Demonio y la señorita Prym”

EjemplarEjemplar didáctico

   
  Me regalaron un ejemplar de El Demonio y la señorita Prym (en concreto, uno como el de la imagen derecha, con su anexo didáctico) aprovechando mi inquietud sobre la escritura de Paulo Coelho. Ya había tenido la oportunidad de saciarla en los últimos cursos de secundaria, pero preferí obras de estilos diferentes (por suerte o por desgracia) y Coelho se quedó en el tintero un año tras otro. 
  Aunque nunca aproveché a la gente que sí escogía leerlo, sabía que su persona se había dedicado desde “tiempo ha” al espiritualismo, en el sentido no ascético de la palabra. Tras leer este libro, pude comprobarlo.

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XXX

Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mis labios una frase de perdón...
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.

Yo voy por un camino, ella por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: "¿Por que callé aquel día?"
y ella dirá. "¿Por qué no lloré yo?"
Dibujo de Gustavo Adolfo Bécquer

sábado, 13 de abril de 2013

Nueva actualización

Se ha ampliado el contenido del término «fanal».

«Fanal»

Términos

  Del italiano fanale, y este del griego φανάριον (fanar).

  Antes de atender a significados, hay mucho que decir sobre la etimología de fanal.
  Como dice el verde preámbulo, fanal es un extranjerismo italiano que, a su vez, proviene de φανάριον. «Fanar»; según Wikipedia, es el nombre de un barrio turco. ¿Qué relación puede tener con un término de nuestro idioma? Más de la que pueda parecer: resulta que «Fanar» es una degeneración de «Fener», que en turco significa «faro», pues su origen descansa sobre el término griego «fanari», con el mismo significado (actualmente absorbido por sinécdoque, generalmente usado para referirse a los semáforos). Ya estamos cerca.
  En verdad, esta parrafada de fines etimológicos era evitable, pues, a fin de cuentas, «fanal» viene del italiano «fanale», y este del griego «fanar», que ya es de la familia de la copa de este árbol: «fanari», «faro». Sin necesidad de pasar por un barrio turco, ni nada. Pero entonces no habría compartido con todos lo verdaderamente interesante: el barrio de Fanar, en plena fracción de Estambul, mostraba una  gran columna culminada por un faro. Ya hemos llegado.

  Esecialmente, un fanal es un faro, pero el DRAE deja algunas trabas tales como:
Farol grande que se coloca en las torres de los puertos para que su luz sirva de señal nocturna.
Cada una de las grandes lámparas que usan ciertas embarcaciones de pesca para atraer a los peces.
Cada uno de los grandes faroles que colocados en la popa de los buques servían como insignia de mando.
  Aúno estas tres entradas porque van de la mano: ya sea para atraer peces, dar constancia un barco de sí, o evitar que este encalle entre las rocas, hablamos de un faro. Y el término se propagó (diga la RAE lo que quiera en esta ocasión) hasta servir para identificar cualquier tipo de faro de corte artesanal.

  Las acepciones restantes se salen del guion:
Campana de cristal cerrada por arriba, que sirve para resguardar del polvo lo que se cubre con ella.
Campana transparente, por lo común de cristal, que sirve para que el aire no apague la luz puesta dentro de ella o para atenuar y matizar el resplandor.
   Puedo presuponer que, de la forma de los más antiguos candiles, se evolucionó hasta el fanal, pasando primero por el quinqué, aventuro.
  «Quinqué», palabra escasamente conocida (no su significado); según el DRAE:
Lámpara portátil de petróleo o aceite con un tubo de cristal para resguardar la llama.
  El tubo vítreo que protegía la llama debió terminar siendo una campana completamente cerrada, que crea en su interior un estado de vacío y aísla por completo la llama de cualquier fuego.

  Referencias:

RGV.

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XXIX

Sobre la falda tenía
el libro abierto,
en mi mejilla tocaban
sus rizos negros:
no veíamos las letras
ninguno, creo,
mas guardábamos entrambos
hondo silencio.

¿Cuánto duró? Ni aun entonces
pude saberlo;
sólo sé que no se oía
más que el aliento,
que apresurado escapaba
del labio seco.
Sólo sé que nos volvimos
los dos a un tiempo
y nuestros ojos se hallaron
y sonó un beso.

Creación de Dante era el libro,
era su Infierno.
Cuando a él bajamos los ojos
yo dije trémulo:
¿Comprendes ya que un poema
cabe en un verso?
Y ella respondió encendida:
¡Ya lo comprendo!
Dibujo de Gustavo Adolfo Bécquer

viernes, 12 de abril de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XXVIII

Cuando entre la sombra oscura
perdida una voz murmura
turbando su triste calma,
si en el fondo de mi alma
la oigo dulce resonar,
dime: ¿es que el viento en sus giros
se queja, o que tus suspiros
me hablan de amor al pasar?

Cuando el sol en mi ventana
rojo brilla a la mañana
y mi amor tu sombra evoca,
si en mi boca de otra boca
sentir creo la impresión,
dime: ¿es que ciego deliro,
o que un beso en un suspiro
me envía tu corazón?

Y en el luminoso día
y en la alta noche sombría,
si en todo cuanto rodea
al alma que te desea
te creo sentir y ver,
dime: ¿es que toco y respiro
soñando, o que en un suspiro
me das tu aliento a beber?
Dibujo de Gustavo Adolfo Bécquer

jueves, 11 de abril de 2013

«Urdimbre»

Términos

  De urdir, y este del latín ordīri (forma pasiva de iniciar: ”ser algo iniciado“).

  De urdir, la gran mayoría conocemos el significado figurado, que el DRAE presenta como:
Maquinar y disponer cautelosamente algo contra alguien, o para la consecución de algún designio.
  Algunos también el significado físico:
Preparar los hilos en la urdidera para pasarlos al telar.
  Pero muchísimos menos han oído alguna vez la palabra urdimbre, y me temo que nos perdemos lo más bello de esta raíz. Ya he hablado en otras ocasiones de estructuras con esta desinencia (como techumbre raigambre), que a mí me parece creadora de bellísimas formas.
  Sobre el significado de urdimbre a estas alturas hay poco en el tintero que no pueda suponerse: se trata de la acción de urdir o el material que se urde. Así lo dice el DRAE; para el material:
Estambre o pie después de urdido.
Conjunto de hilos que se colocan en el telar paralelamente unos a otros para formar una tela.
  Y para el acto:
Acción de urdir (o maquinar algo).
  En esta última entrada, por cierto, entiendo la “o” como una disyuntiva y no como una simple aclaración (en la entrada original del diccionario, aparece un símbolo que usan frecuentemente en casos como este, y que -al menos en otros ámbitos, como la informática, que sepa yo- suele usarse como disyunción). Y es que la urdimbre puede ser también el trasiego que monta un grupo de mujeres de manos hábiles frente a las urdideras, ¿no creen?

  Antes de terminar, me gustaría comentar y hacer especial hincapié en el debate del sitio WordReference sobre plan en urdimbre, surgido de la inquietud puntual de un usuario, que vino a preguntarse si esta  expresión (a mi parecer preciosa) sería válida.

  Referencias:
RGV.

«Bohordo»

Términos

   Del francés bohort.


  Un galicismo más: bohordo. Esta palabra contiene, en esencia, dos distintos significados (en cuatro acepciones diferentes), y varios sitios de Internet aventuran que, de los dos, el último en surgir podría haber dominado al primero, estando hoy en día como principal referencia a la palabra.
  Para explicar esto, veamos qué dice el DRAE acerca del sustantivo masculino bohordo:
Junco de la espadaña.
(Botánica) Tallo herbáceo y sin hojas que sostiene las flores y el fruto de algunas amarilidáceas, como el agave, liliáceas, como el lirio, etc.
  Aquí la primera esencia de la palabra, referida en ambos casos a un elemento vegetal (tallo y junco). La segunda, por el contrario, da nombre a un arma, en las dos entradas restantes:
Lanza corta arrojadiza, usada en los juegos y fiestas de caballería.
En los juegos de cañas y ejercicios de la jineta, varita o caña de seis palmos y de cañutos muy pesados.
  He aquí que en algunos artículos (de fiabilidad dudosa, sin embargo) pongan la mano en el fuego por el derrocamiento que el significado de arma indujo en el vegetal, escudándose en que desde su principio las cañas de bohordos se fabricaban a base de material extraído de la susodicha planta.
  Sin intención de ahondar más en esta conjetura, cabe mencionar que los primeros bohordos fueron producidos en pos de usarlos en torneos, como bien dice la tercera entrada del DRAE, e incluso en justas, más adelante. Pero, con el paso del tiempo, el bohordo evolucionó hasta ser un arma usado incluso en las primeras líneas de batalla de las guerras, a modo de lanza arrojadiza como es obvio; comenta Wikipedia que los bohordos bélicos llegaban a causar heridas mortales.
  De los juegos de cañas y ejercicios de jineta, poco a poco, el bohordo se hizo rey, hasta llegar a producirles por antonomasia un nuevo sinónimo denominado “juegos de bohordos”, y de ahí, como explica María del Mar Agudo Romeo en su obra Notas en torno a un juego medieval: los bohordos para la Universidad de Zaragoza, el tiempo degeneró el término hasta terminar por llamarse bohordos a los juegos y no a las armas (la autora busca incesantemente fuentes de información en novelas, ensayos y poemas, encontrando solamente referencias a bohordos como armas, y nunca como juegos en realidad).

  Referencias:
  • Wikipedia (bohordo).
  • “Notas en torno a un juego medieval: los bohordos”, por María del Mar Agudo Romeo.
  • DRAE: bohordo.
RGV.

Nueva actualización

  Se han añadido una banda plegada que contiene los títulos de las entradas y una visualización agradable de los comentarios (forma de “bocadillo” e imagen del hablante incrustada en un círculo).

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XXVII

Despierta, tiemblo al mirarte:
dormida, me atrevo a verte;
por eso, alma de mi alma,
yo velo cuando tú duermes.

Despierta, ríes y al reír tus labios
inquietos me parecen
relámpagos de grana que serpean
sobre un cielo de nieve.

Dormida, los extremos de tu boca
pliega sonrisa leve,
suave como el rastro luminoso
que deja en sol que muere.
¡Duerme!

Despierta miras y al mirar tus ojos
húmedos resplandecen,
como la onda azul en cuya cresta
chispeando el sol hiere.

Al través de tus párpados, dormida;
tranquilo fulgor vierten
cual derrama de luz templado rayo
lámpara transparente.
¡Duerme!

Despierta hablas, y al hablar vibrantes
tus palabras parecen
lluvia de perlas que en dorada copa
se derrama a torrentes.

Dormida, en el murmullo de tu aliento
acompasado y tenue,
escucho yo un poema que mi alma
enamorada entiende.
¡Duerme!

Sobre el corazón la mano
me he puesto porque no suene
su latido y en la noche
turbe la calma solemne:

De tu balcón las persianas
cerré ya por que no entre
el resplandor enojoso
de la aurora y te despierte.
¡Duerme!
Dibujo de Gustavo Adolfo Bécquer

miércoles, 10 de abril de 2013

Reseña: “Soldados de Salamina”

Ejemplar


   Javier Cercas publicó en 2001 “Soldados de Salamina”. Tras algunos intentos fallidos antes (El móvil, El inquilino y El vientre de la ballena), por fin una novela de Cercas alcanzó el éxito. Esto debió resultarle sorprendente, pues en la propia Soldados de Salamina menta varias veces lo irrevocable de su fracaso en la narrativa (suele contestar a quienes le comentan que han leído alguna de sus novelas con un encantador “ah, ¿fuiste tú?”); aunque, sinceramente, lo dudo: Cercas es un periodista (MUY periodista) demasiado curtido e inteligente como para haber publicado la novela sin siquiera un vestigio de esperanza.

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XXVI

Voy contra mi interés al confesarlo;
no obstante, amada mía,
pienso cual tú que una oda solo es buena
de un billete del banco al dorso escrita.
No faltará algún necio que al oírlo
se haga cruces y diga:
Mujer al fin del siglo diez y nueve
material y prosaica... ¡Boberías!
¡Voces que hacen correr cuatro poetas
que en invierno se embozan con la lira!
¡Ladridos de los perros a la luna!
Tú sabes y yo sé que en esta vida,
con genio es muy contado el que la escribe,
y con oro cualquiera hace poesía.
Dibujo de Gustavo Adolfo Bécquer

martes, 9 de abril de 2013

Malaz: el libro de los caídos (IV)

  112 páginas después, el libro sigue siendo -y cada vez más- un enjambre de escenas, cada cual en su escenario, levemente conexas, con en torno a la docena de personajes; ahora jóvenes, ahora caballeros; ahora vivos, ahora asesinados; ahora en el pasado, ahora en el futuro.
   Los jardines de la Luna es, además del primer tomo de una saga que se aventura prodigiosa, un rompecabezas escrito con bastante buena prosa, impropia de su género (lo que la realza más aún).

  Aquí, por ejemplo, la introducción al cuarto capítulo:

Eran de un modo, entonces,
las historias escritas en gran
tracería tatuada.
Las historias, una huella
de viejas heridas,
aunque algo refulgía
en sus ojos:
aquellos arcos por las llamas mordidos,
aquel tramo ido,
que son su propio pasado,
cada una a su vez destinada
a caer en línea,
en un tranquilo borde del camino
junto al río
que ellos se niegan a nombrar...

                                         Los abrasapuentes (IV .i)
                                     Toc el Joven (n. 1141)

  ¡Que se manifieste quien no vea aquí algo interesante!

RGV.

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XXV

Cuando en la noche te envuelven 
las alas de tul del sueño 
y tus tendidas pestañas 
semejan arcos de ébano, 
por escuchar los latidos 
de tu corazón inquieto 
y reclinar tu dormida 
cabeza sobre mi pecho, 
diera, alma mía, 
cuanto posea: 
¡la luz, el aire 
y el pensamiento!

Cuando se clavan tus ojos 
en un invisible objeto 
y tus labios ilumina 
de una sonrisa el reflejo, 
por leer sobre tu frente 
el callado pensamiento 
que pasa como la nube 
del mar sobre el ancho espejo, 
diera, alma mía, 
cuanto deseo: 
¡la fama, el oro, 
la gloria, el genio!

Cuando enmudece tu lengua 
y se apresura tu aliento 
y tus mejillas se encienden 
y entornas tus ojos negros, 
por ver entre sus pestañas 
brillar con húmedo fuego 
la ardiente chispa que brota 
del volcán de los deseos, 
diera, alma mía, 
por cuanto espero, 
la fe, el espíritu, 
la tierra, el cielo.
Dibujo de Gustavo Adolfo Bécquer

lunes, 8 de abril de 2013

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XXIV

Dos rojas lenguas de fuego
que a un mismo tronco enlazadas
se aproximan, y al besarse
forman una sola llama.

Dos notas que del laúd
a un tiempo la mano arranca,
y en el espacio se encuentran
y armoniosas se abrazan.

Dos olas que vienen juntas
a morir sobre una playa
y que al romper se coronan
con un penacho de plata.

Dos jirones de vapor
que del lago se levantan,
y al reunirse en el cielo
forman una nube blanca.

Dos ideas que al par brotan,
dos besos que a un tiempo estallan,
dos ecos que se confunden,
eso son nuestras dos almas.
Dibujo de Gustavo Adolfo Bécquer

domingo, 7 de abril de 2013

«Raigambre»

Términos

  De raíz, y esta del latín radix.

  Si de techo, techumbre, de raíz, raigambre. Según el DRAE puede usarse en toda acepción como suplente de raíz, aunque en muchas ocasiones lo verán significando los orígenes de algo, y no en el sentido del vegetal.
  Así pues, las definiciones del DRAE son:
Conjunto de raíces de los vegetales, unidas y trabadas entre sí.
  El sentido literal de la palabra, y:
Conjunto de antecedentes, intereses, hábitos o afectos que hacen firme y estable algo o que ligan a alguien a un sitio.
  El sentido figurado, entre ellos el que he comentado como más usado.

  Referencias:
  • DRAE: raigambre, raíz.


RGV. 

Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XXIII

Por una mirada, un mundo,
por una sonrisa, un cielo,
por un beso... ¡yo no sé
qué te diera por un beso!
Dibujo de Gustavo Adolfo Bécquer