domingo, 29 de septiembre de 2013

Gerardo Diego, “El ciprés de Silos”

Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.

Mástil de soledad, prodigio isleño;
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.

Cuando te vi, señero, dulce firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto cristales,

como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.
Fotografía de Gerardo Diego

lunes, 23 de septiembre de 2013

«Aquelarre»

Términos

   Del vasco akelarre (campo del macho cabrío).

   La curiosidad por aquelarre, que no es ni mucho menos una palabra desconocida, me llegó apuntando a su etimología.
   Está de sobra extendido el proceso de las brujas de Zugarramurdi, supuestas pioneras en reunirse en aquelarres, por lo que la proveniencia euskera no sorprende. El significado, sin embargo, para los que sabíamos de los aquelarres sólo que son reuniones donde campa la brujería, sí incita la curiosidad. Aker, “cabra macho”, y larre, “campo”, “prado” (me evoca la voz “lar”), se aúnan para dar forma a la palabra. Y es que en todo aquelarre bien montado no faltaba el Demonio, para darse su festín con las brujas en la postrimería del encuentro (una orgía), y se personaba en la tradicional forma de cabra.
   Aunque esta etimología está aceptada por todos, otra corriente minoritaria sugiere que la segunda parte de la palabra podría venir de aurrean, “adelante”, “frente a”.
   Por no faltar a la tradición, aquí está la definición que incluye el DRAE:
Junta o reunión nocturna de brujos y brujas, con la supuesta intervención del demonio ordinariamente en figura de macho cabrío, para la práctica de las artes de esta superstición.
   Finalmente, como nota histórica, me gustaría apuntar que la Inquisición aceptó años después del proceso la inocencia de todos los brujos quemados en la pira, eximidos por falta de pruebas.
  Acerca de los supuestos rituales que llevaba a cabo la sectaria “membresía” de los aquelarres, recomiendo el gran artículo de Juan Aguirre Soranda.

   Referencias:
RGV.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Anuncio: botones para compartir en redes sociales

   Han sido remodelados los botones de compartición en redes sociales situados bajo las entradas. Tras haber implementado sin problema algunos botones, otros, que referencian a esta entrada, se mantendrán sin función hasta encontrar el código necesario.

Rubén Darío, “Sonatina”

La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa? 
Los suspiros se escapan de su boca de fresa, 
que ha perdido la risa, que ha perdido el color. 
La princesa está pálida en su silla de oro, 
está mudo el teclado de su clave sonoro, 
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor. 

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales. 
Parlanchina, la dueña dice cosas banales, 
y vestido de rojo piruetea el bufón. 
La princesa no ríe, la princesa no siente; 
la princesa persigue por el cielo de Oriente 
la libélula vaga de una vaga ilusión. 

¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China, 
o en el que ha detenido su carroza argentina 
para ver de sus ojos la dulzura de luz? 
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes, 
o en el que es soberano de los claros diamantes, 
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz? 

¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa 
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa, 
tener alas ligeras, bajo el cielo volar; 
ir al sol por la escala luminosa de un rayo, 
saludar a los lirios con los versos de mayo 
o perderse en el viento sobre el trueno del mar. 

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata, 
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata, 
ni los cisnes unánimes en el lago de azur. 
Y están tristes las flores por la flor de la corte, 
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte, 
de Occidente las dalias y las rosas del Sur. 

¡Pobrecita princesa de los ojos azules! 
Está presa en sus oros, está presa en sus tules, 
en la jaula de mármol del palacio real; 
el palacio soberbio que vigilan los guardas, 
que custodian cien negros con sus cien alabardas, 
un lebrel que no duerme y un dragón colosal. 

¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida! 
(La princesa está triste. La princesa está pálida.) 
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil! 
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe, 
(La princesa está pálida. La princesa está triste.) 
más brillante que el alba, más hermoso que abril! 

-«Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-; 
en caballo, con alas, hacia acá se encamina, 
en el cinto la espada y en la mano el azor, 
el feliz caballero que te adora sin verte, 
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte, 
a encenderte los labios con un beso de amor».
Bosquejo de Rubén Darío

Amado Nervo, “Deidad”

Como duerme la chispa en el guijarro 
y la estatua en el barro, 
en ti duerme la divinidad. 
Tan sólo en un dolor constante y fuerte 
al choque, brota de la piedra inerte 
el relámpago de la deidad. 

No te quejes, por tanto, del destino, 
pues lo que en tu interior hay de divino 
sólo surge merced a él. 
Soporta, si es posible, sonriendo, 
la vida que el artista va esculpiendo, 
el duro choque del cincel. 

¿Qué importan para ti las horas malas, 
si cada hora en tus nacientes alas 
pone una pluma bella más? 
Ya verás al cóndor en plena altura, 
ya verás concluida la escultura, 
ya verás, alma, ya verás...

Fotografía de Amado Nervo

sábado, 21 de septiembre de 2013

“Morder el polvo”, por Manolo García

Carátula del álbum
Álbum: Saldremos a la lluvia

Ya el verano abandona sus hojas
y el fino cordón por donde baja mi pálpito de hiedra,
haciendo filigranas, dibujan fortalezas de frontera.
¡No pasarán! No han de pasar
la grisura ni el vacío inmensurable
que sucede al aviso de unos ojos diciendo «adiós.
Adiós, ahora sí, esta vez sí, para siempre adiós».

Y el valor consistiría en hacer astillas
el endeble andamiaje de errores cometidos
de admitir que simplemente hemos vivido;
eso sí, bajo el peso de nuestra propia Ley de Gravedad:
arriba, siempre arriba, sin pensar en la caída.

A nadie le gusta morder el polvo.
A nadie le gusta besar el polvo.
Y es que a nadie le gusta, a nadie...

Ya el verano sombrea sus hojas
y el fino pesar donde se rasga mi pálpito de ausencias,
haciendo filigranas, compone y remendando regenera.
¡No pasará! No ha de pasar
que un azar disfrazado arme barreras.
No quiero otros ojos que me miren diciendo «adiós.
Adiós, ahora sí, esta vez sí, para siempre adiós».
Sólo candorosa esperanza de un austero viajar,
un recomponer los pedazos, un digno renquear.

Ahora prueba a no juzgar
y perder el miedo a las derrotas,
porque el mar, los océanos,
igual que acunan pueden engullir.
Y aun así todos buscamos luminoso amanecer,
propicio viento. Adentro, mar adentro
mientras quede un solo remo.

  Me muerde un dilema sobre Morder el polvo, y es que, pareciéndome preciosa y absolutamente genial la primera estrofa, tanto en letra como en el ritmo que la compaña, no consigo sin ayuda de terceros darle concordancia. Sólo aseguraría sin acudir a la letra oficial que Manolo pronuncia “dibujan”, al contrario que se empeñan en extender por Internet.

RGV. 

Stephen King contra “El resplandor” estando pronta su secuela

Autoría

   Stephen King ha salido de su agujero. Y, como ya ocurriese, lo hace para criticar por varios flancos la adaptación de El resplandor dirigida por Stanley Kubrick. Dejando de lado los doblajes, de los cuales el español es considerado de los peores de la historia, el batracio escritor ha lanzado inquinas con el paso de los años (ya comenzó a hacerlo cuando la película se estrenó en 1980) bien a la enfermiza dirección de Kubrick, bien al error de enfoque que este dio al rodaje.
   Según Stephen King, que desde el principio estuvo cohibido en la elección de actores, Jack Nicholson destroza la personalidad que había creado para el protagonista, pues no refleja la transición entre cordura y locura que la estancia en el hotel provoca en él. De hecho, Stephen King opina que en la película Jack Torrance parece un loco en toda regla desde el inicio.
   Continuando con Wendy, mujer de Jack, Stephen King menosprecia la actuación que Shelley Duvall lleva a cabo por reducirla a una señora “estúpida, que sólo sabe gritar” y sumisa al azote demente de su marido, cuando en la novela refleja una personalidad fuerte que se acrecenta según Jack enloquece.

   Desde el otro sentido, Stanley Kubrick contraatacó indirectamente en alguna ocasión, con críticas muy fuertes a la literatura de Stepthen King por parte de la escritora que le ayudó con el guion de la película. No obstante, el propio Kubrick no llegó a atacar al escritor. De hecho, mientras la película germinaba, se mostró entusiasmado por la lectura de El resplandor.

   Continuando con esta batalla unilateral, Stephen King recalcó recientemente los problemas de adaptación de la película, justo (qué casualidad) unos días antes del lanzamiento de su secuela: Doctor Sleep, que será publicada ¡37 años después que su predecesora!
   El diario ABC muestra unas palabras de Stephen King donde reconoce que escribió esta secuela por petición de sus lectores, que deseaban conocer qué había sido del joven hijo del matrimonio Torrance. Resumiendo rápidamente la trama de Doctor Sleep, el ahora adulto Danny Torrance parece haber desarrollado su resplandor, y se gana la vida ayudando a morir felices a los ancianos de un asilo (menudo escenario) hasta que descubre a un grupo de vampiros psíquicos que se nutren de los resplandores.
   Doctor Sleep saldrá al mercado con un argumento fluctuante y bajo el prejuicio de los acólitos de Stephen King, la mayoría de los cuales cree que la secuela no alcanzará la calidad de su predecesora. En contra suya, el escritor asegura que la calidad de su literatura ha crecido consistentemente desde que escribiese El resplandor y que con Doctor Sleep propone una novela más madura, menos enfocada al género donde se encuentra encasillado. ¿Estará entonces más enfocada a las ventas?

RGV.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

«Oprobio»

Términos

   Del latín opprobrium (formado por ob-, “ponerse en contra”, y probrum, “digno de reproche”).

   Oprobio no es una palabra tan desconocida como otras recopiladas en este blog. Sin embargo, la fuerza con la que se autodefine y la posibilidad que tenemos de desmenuzar su etimología gracias al sitio web “etimologíasdechile.net”.
   El DRAE aporta sólo unas cuantas sinonimias para dar significado a la palabra:
Ignominia, afrenta, deshonra.
  Además de saber ya que opprobium se compone de ob- y del adjetivo sustantivado probrum, podemos bajar un nivel más en las capas de tierra que cubren la Historia: probrum, en forma original prober, viene por la fusión del prefijo pro-, “hacia delante”, más bher, “llevar”, que llega al español mutada como ‘fer’ y aportando palabras como proliferar, diferencia, fértil, etc.

   Referencias:
  • DRAE: oprobio.
  • oprobio”, de etimologíasdechile.net (visitar para conocer la lista completa de palabras derivadas).
RGV.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Comentario a “Barbi Superstar” y “Princesa”

Comentarios

   Aclararé primero la entrada de Barbi SuperstarEntre el vídeo y la letra que interpreto, verán, hay bastantes diferencias. Se debe a que he usado la versión del álbum directo Nos sobran los motivos, que se grabaría en el año 2000, durante la gira de 19 días y 500 noches, un año después de su publicación. Y en este cambio de año viene el cambio esencial: en la versión inicial, Sabina sitúa a esta “Barbi” de cascos sueltos en Vallecas (muy bien situada). Y en Vallecas, la gente es del Rayo. Es el Rayo el equipo que el narrador nombra dos veces, para hablar de su descenso en la segunda de ellas. Sucede que el Rayo había bajado de categoría un par de años antes.
   Tras la publicación de 19 días y 500 noches, que se compuso mientras el Atleti descendía en picado hacia segunda dirigido por Radomir Antic, Sabina sale de gira con el álbum y recorre España mientras su equipo termina de hundirse en el pozo. Así es que para cuando decide grabar el directo, como la temporada había terminado mucho tiempo antes, cambia las menciones del Rayo por las del Atleti (que mejora todavía más el tono arrabalero y de cantina que daba el equipo vallecano).
   También decidí incluir la frase Las del octavo derecha comentaron”, del directo también, en lugar de la original Las del octavo derecha dijeron” porque crea mucho mejor la imagen de cotilleo de recreo y, simplemente, me gusta más cómo liga con el ritmo de la canción.

   Sobre Princesa sólo tengo que destacar la diferencia de ritmo entre la versión original, de 1985, y la de este directo (y otros varios). Los acordes rápidos y mordidos, la eliminación del reverb de las guitarras y el efecto de los años (y el whisky) dotan a la canción de ese desprecio y esa sonrisa sardónica que en su inicio no tenía, mejorándola de forma ostensible.

   Además, lo que venía a comentar es la relación férrea que ha tejido Sabina entre estas dos canciones. ¡Y qué bien tejida! En el propio directo de Nos sobran los motivos que decía, ya decide cantarlas como un todo, empezando por Princesa y separándolas solamente a mitad de la primera por un saxofón que avisa al público sobre qué llega en la siguiente estrofa, chirriando el punteo de guitarra que da comienzo a Barbi Superstar (y el público se da cuenta, en el vídeo puede escucharse). El ritmo y la serie de acordes armonizan de maravilla entre ambas, al igual que el ambiente ahumado de las letras, rasgando Sabina un tanto más su tono de voz cuando da comienzo a la segunda. Les dejo con la nombrada versión de ambas en conjunto; como dice el nombre del vídeo, una de las mejores versiones de las mismas.



RGV.


“Barbi Superstar”, por Joaquín Sabina

Carátula del álbum
Álbum: 19 días y 500 noches


Tenía los pies diminutos
y unos ojos color verde marihuana.
A los catorce fue la reina del instituto,
el curso que repetí.
Las del octavo derecha comentaron:
«otra que sale rana»,
cuando en Crónicas Marcianas
la vieron haciendo strip-tease.

En sus quimeras de porcelanosa
conquistaba a Al Pacino.
Los del Atleti no éramos gran cosa
para su merced.
Si la chiquita de Mariquita Pérez
tuviera un buen padrino,
los productores que saben de mujeres
le darían un papel.

Pezón de fresa, lengua de caramelo,
corazón de bromuro.
Supervedette, pata de lujo, modelo,
estrella de culebrón.
Había futuro en las pupilas hambrientas
de los hombres maduros;
enamorarse un poco más de la cuenta
era una mala inversión.

Debutó de fulana de tal
en un vil melodrama.
Con sus veinte minutos de fama
retiró a su mamá.
El guion le exigía 
cada vez más escenas de cama.
Por Vallecas todavía
la llaman “Barbi Superstar”.

La noche antes de la noche de bodas
arrojó la toalla.
El novio, con un frac pasado de moda,
enviudó ante el altar,
mientras Barbi levitaba en la Harley
de un chulo de playa
que, entre el Tarot, Corto Maltés y Bob Marley,
le propuso abortar.

Al infierno se va por atajos,
jeringas, recetas.
Ayer, hecha un pingajo
me dijo, en el “tigre” de un bar:
«¿Dónde está la canción que me hiciste
cuando eras poeta?»
«Terminaba tan triste
que nunca la pude empezar».

Por esos labios que sabían a puchero
de pensiones inmundas
habría matado yo, que cuando me muero
ya nunca es por amor.
Se masticaba en los billares
que el Atleti había bajado a segunda.
Por la M-30 derrapaba el caballo
de la desilusión.

Debutó de fulana de tal
en un vil melodrama.
Con sus veinte minutos de fama
retiró a su mamá.
El guion le exigía 
cada vez más escenas de cama.
Por Vallecas ya nadie
la llama “Barbi Superstar”.



   Esta entrada, así como su enlace con la canción Princesa y el comentario de ambas, me vinieron a la cabeza gracias a mi compañero de criterio y paisano Mauro, pues este es uno de los mejores ejemplos del Sabina crápula que él define (de forma fenomenal) en La canción más hermosa del mundo. Que la disfruten todos, él especialmente.

“Princesa”, por Joaquín Sabina

Carátula del álbum
Álbum: Juez y parte


Entre la cirrosis
y la sobredosis
andas siempre, Muñeca.

Con tu sucia camisa
y, en lugar de sonrisa,
una especie de mueca.

¿Cómo no imaginarte?
¿Cómo no recordarte
hace apenas dos años?

Cuando eras la princesa
de la boca de fresa,
cuando tenías aún esa
forma de hacerme daño.

Ahora es demasiado tarde, Princesa.
Búscate otro perro que te ladre, Princesa.

Maldito sea el gurú
que levantó entre tú
y yo un silencio oscuro,

del que ya sólo sales
para decirme «vale,
dame cuarenta duros».

Ya no te tengo miedo,
Reina, pero no puedo
seguirte en tu viaje.

¿Cuántas veces hubiera
dado la vida entera
por que tú me pidieras
llevarte el equipaje?

Ahora es demasiado tarde, Princesa.
Búscate otro perro que te ladre, Princesa.

Tú que sembraste en todas
las islas de moda
las flores de tu gracia,

¿cómo no ibas a verte
envuelta en una muerte
con asalto a farmacia?

¿Con qué ley condenarte
si somos juez y parte
todos de tus andanzas?

Sigue con tus movidas, nena,
pero no pidas
que me pase la vida
pagándote fianzas.

Ahora es demasiado tarde, Princesa.
Búscate otro pero que te ladre, Princesa.
¿No ves que ahora es demasiado tarde, Princesa?
Búscate otro perro que te ladre, Princesa.

Mira, ahora es demasiado tarde, Princesa.


   Esta canción la publicó Joaquín en el año 1985, en la primigenia versión que puede escucharse en el vídeo. Con el tiempo y la infamia, la mejoró sobremanera. Hablo de ello en el comentario a “Barbi Superstar” y “Princesa”.

RGV.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Manuel Machado, “Castilla”

El ciego sol se estrella
en las duras aristas de las armas,
llaga de luz los petos y espaldares
y flamea en las puntas de las lanzas.

El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos,
—polvo, sudor y hierro— el Cid cabalga.

Cerrado está el mesón a piedra y lodo...
Nadie responde. Al pomo de la espada
y al cuento de las picas, el postigo
va a ceder... ¡Quema el sol, el aire abrasa!

A los terribles golpes,
de eco ronco, una voz pura, de plata
y de cristal, responde... Hay una niña
muy débil y muy blanca,
en el umbral. Es toda
ojos azules; y en los ojos, lágrimas.
Oro pálido nimba
su carita curiosa y asustada.

«¡Buen Cid! Pasad... El rey nos dará muerte,
arruinará la casa
y sembrará de sal el pobre campo
que mi padre trabaja...
Idos. El Cielo os colme de venturas...
En nuestro mal, ¡oh Cid!, no ganáis nada».

Calla la niña y llora sin gemido...
Un sollozo infantil cruza la escuadra
de feroces guerreros,
y una voz inflexible grita: «¡En marcha!»

El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
—polvo, sudor y hierro—, el Cid cabalga.
Fotografía de Manuel Machado

Comentario a “El artista”

Comentarios

  Escribiendo la reseña a El retrato de Dorian Gray, después, y antes rellenando la entrada sobre Amor Intellectualis, me ocupó la mente otra obra de Oscar Wilde: El artista.
   El artista es un microcuento de poesía en prosa que traza una alegoría genuina gracias a la imagen del propio “artista”, quien labra el bronce para cambiarle la forma tosca y amarga por una deleitosa y bella. Se encierra en la alegoría un tallar mucho más intenso que el del artista: el del alma que quiere vencer al dolor.

   Quería sólo apuntar que El artista fue una de las primeras piezas líricas que tuve el placer de disfrutar. No de leer, ni de oír, pero sí de disfrutar. Y lo hice gracias al único profesor de literatura realmente válido que he tenido (los profesores, especialmente los profesores de literatura, son geniales o inútiles; no los hay mediocres). Este agradecimiento es el único propósito del comentario.

RGV.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Oscar Wilde, “El artista”

   Una tarde le vino al alma el deseo de dar forma a una imagen del “Placer que se posa un instante”. Y se fue por el mundo a buscar bronce, pues sólo el bronce podía concebir su obra.
    Pero había desaparecido el bronce del mundo entero; en parte alguna del mundo entero podía encontrarse bronce, salvo el bronce solo de la imagen del “Dolor que dura para siempre”.
   Era él quien había forjado esta imagen con sus propias manos, y la había puesto sobre la tumba de lo único que había amado en la vida. Sobre la tumba de lo que más había amado en la vida y había muerto había puesto esta imagen hechura suya, como prenda y señal del amor humano que no muere nunca, y como símbolo del dolor humano que dura para siempre. Y en el mundo entero no había más bronce que el bronce de esta imagen.
   Y tomó la imagen que había formado y la puso en un gran horno y se la entregó al fuego.
  Y con el bronce de la imagen del “Dolor que dura para siempre” esculpió una imagen del “Placer que se posa un instante”.

Daguerrotipo de Wilde

Reseña: “El retrato de Dorian Gray”



  Cayendo en el tópico inevitable al hablar de las obras de Wilde, El retrato de Dorian Gray es, como diría el propio autor acerca de su única novela, una obra “deliciosa”. Tan deliciosa, en efecto, que atesora todos los atributos inherentes (y espontáneos) en la literatura de verdadera calidad.


miércoles, 11 de septiembre de 2013

Oscar Wilde, “Amor intellectualis”

A menudo pisamos los valles de Castalia
y de antiguas cañas oímos la música silvana,
ignorada del común de las gentes;
e hicimos nuestra barca a la mar
que Musas tienen por imperio suyo,
y aramos libres surcos por ola y por espuma,
y hacia lar más seguro no izamos reacias velas
hasta bien rebosar nuestro navío.
De tales despojados tesoros algo queda:
la pasión de Sordello y el verso de miel
del joven Endimión; altivo Tamerlán
portando sus jades tan cuidados, y, más aún,
las siete visiones del Florentino.
Y del Milton severo, solemnes armonías.

Daguerrotipo de Wilde

domingo, 8 de septiembre de 2013

“Los errantes”, por Manolo García

Carátula del álbum
Álbum: Los días intactos


Soy mi esclavo interior,
que restaña las heridas mordiéndose los puños.
Soy un extraño anterior,
volatinero que desata falsos firmamentos.

Pero hoy,
que este fuego incontrolado arrasa el pensamiento,
hoy que soy prisionero en mis deseos,
queda lejos mi antiguo culto estoico.

Habrá lugar para los errantes.
Habrá tiempo de errar.
Hoy pienso en la canción del emigrante,
la del turista residual.

Ahora que el bombeo de la sangre
descorazona extrañamente,
hoy pienso en la canción del emigrante,
en gente atrapada que lucha en su destierro,
en la gente corriente...

Una ciudad llena de gente pasmada,
ese sería hoy yo pidiendo ayuda.
Pidiendo ayuda, mano tendida.
Buscando plenitud, ese animal esquivo.

Un rudimentario destino
de hueso y luz anaranjada, ese sería.
Un lanzador espacial necesitado,
que abrazaderas y raigambre, yo sería hoy.

Y es que hoy,
que un descontrolado fuego arrasa el pensamiento,
hoy que soy prisionero y te deseo,
aún queda lejos mi antiguo culto estoico.

Habrá lugar para los errantes.
Habrá tiempo de errar.
Hoy pienso en la canción del emigrante,
la del viajero emocional.

Ahora que varado y diletante
la tablazón se va combando,
hoy pienso en la canción del emigrante,
en gente indignada en busca de portentos,
en la gente corriente...

Y no se trata de amor o desencuentros,
nada de años perdidos.
Ni tan siquiera añorar ese fulgor
inherente a las vidas.
Hoy sólo quiero ganar la mano
a la impaciencia,
y a la desidia que atrae
la mueca desolada.


   Con la publicación de Los días intactos, Manolo García ahondó en temas sociales para criticarlos con la elegancia que atesora y que no podía faltar en esta denuncia contra el racismo y la pérdida de valor que tienen tantas vidas humanas por culpa de países y fronteras. Que no hay más que salir a las calles transitadas o acercarse a los mercados para ver con qué descaro se desprecia a una persona por el simple atributo de ser inmigrante o de color.

RGV.

Pablo Neruda, “Walking around”

Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.

El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.

Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.

No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tripas moradas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.

No quiero para mí tantas desgracias.
no quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos,
aterido, muriéndome de pena.

Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.

Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.

Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.

Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.
Fotografía de Neruda

El ejército “tolkiano” arremete de nuevo

Autoría

   Desde que C. S. Lewis propusiera la candidatura de Tolkien para premio Nobel de literatura a principios de la década de los 60', la detonación del género que ambos acogían (principalmente el segundo, que, sin quererlo ni saberlo, cimentó las bases de la literatura fantástica tal como se conoce hoy el término) fue tal que de Pascuas a Ramos se pronuncia el grupo de acólitos de turno defendiendo dicho premio.
   Y es que Tolkien salió malparado de aquella odisea: lejos de considerar al escritor del legendarium ubicado en la Tierra Media y representado hoy día por la universal novela El señor de los anillos, aquel estamento sueco encargado de fallar el Nobel de literatura de 1961 decidió apartar como se aparta a una mosca a tres de los candidatos, entre ellos el propio Tolkien, obviamente.
   “Comportamiento maníaco por lo erótico”, “avanzada edad”,... los motivos que sacaron a la cuneta a los otros escritores fueron variopintos y diferentemente apropiados, pero el que aquel jurado usó para negar el premio a Tolkien sonó rotundo: “prosa de segunda categoría”.
   Aquello dolió.

   Desde entonces y aún hoy, y más aún con la facilidad que da Internet a las actitudes sectarias en foros, los edecanes que promulgan la condición de deidad de Tolkien, cuya escritura debe venerarse por encima de cualquier otra obra (así de letras habrán leído...), reinciden sobre la injusticia que se dio en aquel fallo. Por lo que pulula últimamente en Internet acerca de esta armada, parece que uno de los pocos argumentos que son capaces de enarbolar es el éxito del género y del paradigma que Tolkien comenzó. ¿Qué motivo es ese para ganar un Nobel, si es el supuesto premio que acoge las letras puras de mayor literariedad?

   Supongo que la culpa de todo esto está en el propio género podrido que ha quedado y que dudo mucho que Tolkien aceptase. Existe infinidad de infantería que traga literatura fantástica arquetipada con deleite, sin saber siquiera qué calidad tiene la prosa que está leyendo.
   Quede constancia de mi gusto por el mundo vasto y rico que Tolkien creó (Legendario inabarcable que se alza para intentar dar alcance incluso a la mitología escandinava), a pesar de no poder aceptar que su escritura se encuentre entre la élite de la prosa.

RGV.

Índice de métrica

VERSOS

VERSOS DE NUEVE SÍLABAS


ESTROFAS

ESTROFAS DE DOS VERSOS

ESTROFAS DE CUATRO VERSOS
   
   Si desea acceder directamente a los sumarios de las entradas (que estarán ordenados cronológicamente y no según la métrica que explican), puede viajar mediante la etiqueta métrica o pulsando en la siguiente imagen:


Métrica
RGV.

Estrofa: cuarteta

Métrica

   La cuarteta es una estrofa de arte menor cuatro versos, que riman con la estructura ABAB , paralela al cuarteto del arte mayor (aunque con el cambio de la rima).
   Generalmente, la cuarteta es una estrofa de versos octosílabos y rima consonante.

   Ejemplos de cuarteta:
Y todo el coro infantil
va cantando la lección:
«mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón».
Antonio Machado.

RGV.

Estrofa: cuarteto

Métrica

   El cuarteto es una estrofa de arte mayor cuatro versos, que riman con la estructura ABBA (el primero rima con el último y los dos centrales entre sí).
   Arrastrado a su uso en el soneto y por las características de este, el cuarteto queda estipulado como estrofa de versos endecasílabos y rima consonante.
   Su estrofa homóloga de arte menor es la cuarteta.

   Ejemplos de cuarteto:
Una interior cadena de suspiros
al cuello llevo crudamente echada,
y en cada ojo, en cada mano, en cada
labio dos riendas fuertes como tiros.
Miguel Hernández.
RGV.

sábado, 7 de septiembre de 2013

«Tedeum»

Términos

   Del latín Te Deum (A ti, Dios).

   Entre los himnos cristianos primeros, Tedeum es uno de los cánticos que aún la Iglesia romana usa para hacer el cántico de las horas. Sin embargo, la metonimia ha hecho su trabajo y, con el paso de los siglos, la voz tedeum ha quedado fosilizada como sustantivo propio:
Cántico que usa la Iglesia católica para dar gracias a Dios por algún beneficio.
   Así lo dice el DRAE.

   Referencias:

RGV.

«Isba»

Términos

   Del ruso изба, izbá.

   Las isbas pueblan, como bien dice el DRAE, los verdes países nórdicos:
Vivienda rural de madera, propia de algunos países septentrionales del antiguo continente, y especialmente de Rusia.
   Relegadas hoy a la función de “casa rural”,  antiguamente sirvieron de hogar a los pastores eslavos y de resguardo a los soldados en las guerras (por ejemplo, en la resistencia rusa contra Napoleón).
   Lo curioso de las isbas originales es que solamente se componían de madera, pues el metal era entonces de valor desmesurado, por lo que los artesanos esgrimían con destreza las sierras y usaban sólo arcilla además de maderos.

   Referencias:
RGV.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Comentario al decimoctavo poema de “El rayo que no cesa”

Comentarios

   Antes publicaba el decimoctavo poema de “El rayo que no cesa”, y no quisiera dejar de incluir ciertas puntualizaciones sobre el mismo que creo interesantes.

   Como tantos otros poemas que Miguel Hernández compuso o recopiló entre los años 1934 y 1935 (conjunto que denominase después El rayo que no cesa), el que quedó decimoctavo no fue original de esta obra, sino que había sido publicado antes en El silbo vulnerado (1934) y el autor se limitó a realizarle ciertos cambios que hablan per se de la evolución de su poesía hacia los términos refinados y cultos.
   Así, por ejemplo, aparece en la primera estrofa un único cambio que intenta alejarse de lo vulgar:
Ya de su creación, tal vez, alhaja
algún sereno aparte campesino
el algarrobo, el haya, el roble, el pino
que ha de dar la materia de mi caja.
   Aquí, materia sustituye a madera.
   Se verán otros dos cambios similares después, supliendo lo culto a lo vulgar, en el último cuarteto y en el primer terceto:
Ya, tal vez, la combate y la trabaja
el talador con ímpetu asesino
y, tal vez, por la cuesta del camino
sangrando sube y resonando baja.
Ya, tal vez, la reduce a geometría,
a pliegos aplanados quien apresta
el último refugio a todo vivo.

  
   Donde talador y refugio sustituyen a leñador y zapato, y, además, el último verso del cuarteto, sangrando sube y resonando baja, aparece prácticamente nuevo donde antes se posaba un enrevesado dando un olor a vida, muerta baja.
   El único cambio restante se encuentra al principio del último terceto, donde una conjunción apuesta por la fluidez métrica sustituyendo a una coma que doblaba las pausas del verso.

RGV.

Miguel Hernández, decimoctavo poema de “El rayo que no cesa”

Ya de su creación, tal vez, alhaja
algún sereno aparte campesino
el algarrobo, el haya, el roble, el pino
que ha de dar la materia de mi caja.

Ya, tal vez, la combate y la trabaja
el talador con ímpetu asesino
y, tal vez, por la cuesta del camino
sangrando sube y resonando baja.

Ya, tal vez, la reduce a geometría,
a pliegos aplanados quien apresta
el último refugio a todo vivo.

Y cierta y sin tal vez, la tierra umbría
desde la eternidad está dispuesta
a recibir mi adiós definitivo.



Bosquejo de Miguel Hernández

martes, 3 de septiembre de 2013

domingo, 1 de septiembre de 2013

Juan Ramón Jiménez, “Titánica”

Formado por sus lágrimas,
con márgenes de espinas,
un lago guarda el hombre,
el largo turbulento del Dolor...;
si angustias y recuerdos conmueven sus entrañas,
si el negro sufrimiento,
cual nube tormentosa de un cielo obscuro y frío,
con gotas ardorosas sus olas agiganta,
se sale de sus márgenes en honda convulsión...

El llanto hirviente, entonces, derrámase a raudales,
con lúgubres canciones
de trenos y sollozos,
mezclado con la sangre,
mezclado con la sangre que arrojó,
en luchas espantosas,
en luchas desiguales el noble Corazón...

... Y el cuerpo ya no puede
guardar entre sus bordes
el llanto venenoso,
el llanto que el Martirio acumuló...
¡Ah! y si los tristes ojos
se niegan a verterlo,
rugiendo se derrama en el doliente Espíritu
cual lava calcinada,
cual chispas de un incendio,
como acerada punta de un arpón...

¡Qué llanto más horrible
el llanto convulsivo del lago del Dolor!
¡Qué llanto más amargo
el que se bebe el Alma,
el que aniquila el cuerpo y mata el Corazón!
¡El llanto que no espera
con suelo que lo enjugue...
que cae entre las sombras en el sangriento cáliz,
de una marchita Flor...!

¡Qué lágrimas, qué lágrimas,
aquellas que el Espíritu,
del fúnebre Martirio en los palacios,
sarcástico apuró,
como alacrán soberbio,
que al verse aprisionado,
se ríe de la Muerte, desprecia a sus verdugos
y en sus entrañas hunde su aguijón...!
Fotografía de Juan Ramón Jiménez

“19 días y 500 noches”, por Joaquín Sabina

Carátula del álbum
Álbum: 19 días y 500 noches

Lo nuestro duró
lo que duran dos peces de hielo
en un “whisky on the rocks”.

En vez de fingir
o estrellarme una copa de celos,
le dio por reír.

De pronto me vi
como un perro de nadie
ladrando a las puertas del cielo.

Me dejó un neceser con agravios,
la miel en los labios
y escarcha en el pelo.

Tenían razón mis amantes
en eso de que antes
el malo era yo;

con una excepción: esta vez
yo quería quererla querer,
y ella no.

Así que se fue. 
Me dejó el corazón en los huesos
y yo, de rodillas.

Desde el taxi y haciendo un exceso
me tiró dos besos,
uno por mejilla.

Y regresé
a la maldición
del cajón sin su ropa,
a la perdición
de los bares de copas,
a las cenicientas
de saldo y esquina.
Y, por esas ventas
del fino “La Ina”,
pagando las cuentas
de gente sin alma
que pierde la calma
con la cocaína.
Volviéndome loco,
derrochando la bolsa y la vida
la fui, poco a poco,
dando por perdida.

Y es que yo,
para no agobiar
con flores a María;
para no asediarla
con mi antología
de sábanas frías
y alcobas vacías;
para no comprarla
con bisutería,
ni ser el fantoche
que va, en romería,
con la cofradía
del Santo Reproche,
tanto la quería,
que tardé en aprender 
a olvidarla
diecinueve días
y quinientas noches.

Dijo “hola y adiós”,
y el portazo sonó
como un signo de interrogación.

Sospecho que así
se vengaba, a través del olvido,
Cupido de mí.

No pido perdón;
¿para qué? Si me va a perdonar
porque ya no le importa...

Siempre tuvo la frente muy alta,
la lengua muy larga
y la falda muy corta.

Me abandonó
como se abandonan
los zapatos viejos.
Destrozó el cristal
de mis gafas de lejos.
Sacó del espejo
su vivo retrato
y fui tan torero
por los callejones
del juego y el vino
que, ayer, el portero
me echó del casino
de Torrelodones.
¡Qué pena tan grande!
Negaría el Santo Sacramento
en el mismo momento
que ella me lo mande.



   Parece fácil y agarrado al tópico acudir a “19 días y 500 noches” para referenciar a Sabina, siendo uno de sus tantos cúlmenes, pero ¿qué mejor canción para de verdad ofrecer la esencia de su música?
  El propio Joaquín reconoce una ocasión tras otra que considera este álbum su cénit. En una entrevista grandiosa que le hace Juan José Millás para su programa, recuerda Sabina con terror (y anhelo) que incubarlo estuvo muy cerca de costarle la vida, pues precisamente a base de cocaína y otros demonios pudo aguantar noche tras noche en el estudio durante un mes vertiginoso. “Parece que mereció la pena”, acierta Millás a decir cuando Joaquín Sabina le confiesa que, aun concienzudamente y con criterio, echa de menos aquella vida suya junto a las drogas. No le falta razón.

RGV.